Mı vecıno

MI VECINOMI VECINOAhora sé que se llama Luis Ramón, aunque lo llamo solamente por su segundo nombre.Solía encontrarlo sentado en el rellano del edificio al otro lado de la avenida, con una botella de cerveza y un cigarro. a la sombra de los árboles. Todo daba a pensar que vivía en la vecindad, lo cual resultó cierto.Su aspecto era interesante, se lo veía fibrado. No era un dios griego, pero sin duda alguna un encuentro sexual con él podía resultar muy bueno, pensaba yo. Algunas veces al atardecer se lo veía rondar por el edificio con el torso desnudo. Podía ser por el calor?o que estuviera buscando algo.No lo supe hasta que ocurrió lo que voy a relatar.Ahora me resulta evidente que observaba mis movimientos, horarios y costumbres buscando la manera de entablar contacto.Bajaba yo una tarde rumbo a mi automóvil para acudir a mis actividades cuándo Ramón ?que estaba sentado en la ochava del edificio de enfrente con un cigarro en la mano-, se incorpora de repente, me llama por mi nombre y me pide fuego. Inmediatamente me di cuenta de que eso no era para nada casual. Ramón había calculado las condiciones para encararme. Pacientemente deposité mi mochila en la vereda y busqué el encendedor en mis bolsillos. Mientras encendía su cigarro le pregunté ?-Qué buscas?? y su respuesta fue inmediata ?-Estar con otro por primera vez.? ?-OK, esperame en este mismo lugar a las 21? le dije, cargué mi mochila y me fui?pensando en lo que podría resultar de aquel encuentro.La última reunión a la que yo asistía se estaba tornando tediosa y el tiempo pasaba, así que inventé una excusa razonable para retirarme unos veinte minutos antes del horario acordado para el encuentro con Ramón. Guardé el vehículo en la cochera y tomé el camino a casa a pie. A la hora convenida y en el lugar acordado estaba Ramón esperándome. Apenas aminoré el paso para decirle que me siguiera. Lo sentí caminar a mis espaldas, subimos las escaleras, abrí la puerta, lo invité a pasar, puse llave a la puerta, apagué las luces, lo abracé por la cintura, lo atraje hacia mi y le planté un beso en la boca.Fue como encender un volcán. No sólo no rechazó el beso, sino que se pegó más fuerte aún contra mi cuerpo. Su boca y sus manos estaban ansiosas de contacto, de tocar, de lamer?Imposible precisar cuánto tiempo estuvimos besándonos, tocándonos, quitándonos poco a poco la ropa hasta tener nuestros torsos en contacto?y pudiendo yo acariciar sus nalgas duras y turgentes primero sobre su jean y luego piel a piel. Mucho menos cuánto tiempo pasó hasta que deslicé mi lengua por sus labios para abrir su boca y metérsela toda adentro y trenzarla con la suya, ávida de nuevas sensaciones. Estábamos a mil.A pesar de que nos revolcamos por el piso, nos besamos y tocamos todo en una silla, no era una situación cómoda, así que lo invité a ir a la cama para continuar nuestra faena. En el camino hacia el dormitorio tuve la buena idea de llevar una botella de vino?y una sola copa.Terminamos de desnudarnos y pudimos vernos tal cual somos. Me lo imaginaba mejor dotado, pero su pija tendría unos 15 cm., estaba totalmente rígida y manaba un hilo de presemen. Tan pronto lo vi totalmente desnudo me abalancé sobe él, lo planté de espaldas sobre la cama, levanté sus piernas y comencé a comerle el culo. Ramón no paraba de gemir de placer. Era vírgen?sin duda alguna, y yo deseaba que disfrutara ese encuentro del fin de su virginidad como el mejor de todos!Mientras le comía el culo le fui metiendo un dedo adentro..dos..tres?y me decía ?-Más?más?? Uhhhh..este chico realmente quiere guerra?pensé?Y me fui a buscar los dilatadores anales con los que suelo iniciar a los muy ansiosos de buena verga?Al regresar al dormitorio lo invité con el vino blanco, algo dulce y espumante. Yo sabía que era necesario para que se relajara. Me devolvió la copa y volví a llenarla, bebí un buen sorbo y la puse en sus labios. Ramón bebió de aquel néctar hasta vaciar la copa. La deposité en la mesa de luz y le puse mi verga en la boca. Comenzó a chuparla desesperadamente. No era mi intención acabar en su boca en ese momento, así que se la retiré y lo besé sintiendo esa extraña mezcla de sabores a vino espumante y verga. Volví a la carga con su culo.Ramón se dejó hacer..,y su culo novato muy pronto estuvo totalmente dilatado y listo para la primera penetración. Ya había recibido un dilatador cónico bastante ancho sin chistar,,,jejeYo observaba su culito abriendo y cerrando como boca de pez, señal evidente de que estaba listo para el paso siguiente.Fue entonces que dijo la palabra mágica??-Cogeme??Aquella invitación era todo un desafío y mi exitación creció aún más ante la inminencia de penetrar ese culo vírgen por primera vez. No me hice esperar, aunque su culo estaba bien lubricado no dudé en ponerme una buena dosis de gel en mi verga y otra en su culo. Estoy seguro de que no le dolió, pero cuando sintió que mi pija traspasaba su esfínter y quedaba atrapada en su culito Ramòn lanzó una especie de suspiro?ya no era vírgen. Y le dí verga por largo rato?en todas las posiciones imaginables..y en las otras también?hasta que no pudimos más y mientras yo le llenaba el culo de leche sentí que Ramón también se acababa todo regando su vientre con su semen caliente, el cuál levanté con mis dedos y se lo hice comer antes de volver a besarlo?Nos quedamos mirando cara a cara?con una sonrisa cómplice y mi verga que poco a poco perdía su turgencia y su culo la expulsaba para dejar que mi semen chorreara por sus nalgas??-Mi familia está fuera de la ciudad por tres días??me dijo??.Entonces tenemos tres días para pasarla bien..??le respondí mientras acercaba mi boca a la suya. ?-Sólo tenemos que ser discretos y todo irá bien?, agregué.Aquella primera noche dormimos juntos y abrazados, besándonos a cada rato, diciéndonos cosas tiernas y otras muy chanchas. Y despertamos para volver a besarnos, con nuestras pijas bien duras y muchas ganas de más sexo.?-Quiero hacerte mío otra vez..? le dije. ?-Siiii?llename el culo otra vez de leche papi..?. me respondió.Su culo ya dilatado recibió mi verga sin necesidad de vino espumante ni dilatadores anales. Lo coloqué sobre mi pecho para poder masturbarlo. acariciarlo y besarlo mientras lo penetraba lento y profundo para gozar el roce del terciopelo de sus entrañas contra mi verga, besar su cuello, mordisquear sus orejas y decirle cosas al oído que lo ponían más y más caliente. El estallido de ambos fue digno de una película porno de las mejores. Ramón aceleró sus jadeos, su culo se contrajo aprisionando aún más mi pija y acabamos los dos en un espasmo de placer muy rico. Nuevamente junté su semen diseminado por su pecho y vientre y se lo hice comer (aún con mi pija en su culo), y por último pasé mi lengua por mis dedos para sentir su sabor?y volví a besarlo.Aquel segundo día lo pasamos casi todo el tiempo en la cama. Apenas Ramón fue a alimentar su mascota y yo a hacer algunas compras (algo más de vino espumante, entre otras cosas). Volvimos a encontrarnos, a besarnos y acariciarnos como si fuera la primera vez. Encargamos algo de comida a un delivery y volvimos a la cama para disfrutarnos mutuamente.Ya bastante entrada la noche decidimos darnos una ducha tibia juntos. Él nunca había tenido una experiencia semejante y aproveché para que la gozara al máximo, enjabonando y acariciando su espalda, sus glúteos y todo lo que estuviera al alcance de mis manos mientras lo besuqueaba y deslizaba mi verga sobre su culo enjabonado. Volví a penetrarlo bajo la ducha tibia?imposible resistirlo. Pero esta vez decidí que no acabáramos allí y le dije: ?-Te la voy a sacar despacio. No te acabes ahora. Reservemos el resto para la cama.?Cenamos desnudos algo liviano y nos fuimos de nuevo a la cama con el resto del espumante y la copa del placer. La estábamos pasando de maravillas!Sólo para tomarnos un respiro y conocernos algo más le ofrecí un cigarro y ambos fumamos tendidos boca arriba en la cama y abrazados, Me contó que jugaba al fútbol y que se había armado un pequeño gimnasio casero, lo que sumado a algo de genética hacía que se mantuviera con tan buena apariencia física. También me dijo que desde hacía bastante tiempo había descubierto su inclinación por los chicos y que el primero que lo deslumbró fue otro muchacho vecino que practica boxeo, pero que tenía especial curiosidad por estar conmigo porque me veía aspecto de brindar experiencia y discreción.Por mi parte le dije que había notado hacía tiempo sus rondas, que me gustaba mucho estar con él, que me depositara su confianza y que me hubiera elegido para ser quien le quitara la virginidad.Terminamos nuestros cigarros e inmediatamente me crucé en la cama para comenzar un delicioso 69. La confianza mutua había crecido lo suficiente como para que Ramón se animara a chuparme el culo y meterse mis huevos en su boca sin problema alguno.Le pedí que se pusiera en cuatro para experimentar una nueva posición. Tan pronto lo hizo me coloqué a sus espaldas en genuflexión, levanté su muslo derecho y coloqué su pierna sobre mi muslo. Su culo quedó totalmente expuesto y arremetí clavándole mi verga hasta que mis huevos chocaron contra sus nalgas. Ramón lanzó una exhalación ante la invasión inesperada y profunda. Lo apreté muy fuerte contra mí y me quedé quieto unos instantes para que se acostumbrara. Luego comencé a moverme lento y a cogerlo con toda calma tomándolo de su cintura. Era hermoso notar como disfrutaba de sentir mi verga abriéndose paso por sus entrañas y cómo contraía su culo para hacer el placer aún más intenso para ambos. Con mucha paciencia logré atravesar su segundo esfínter y derramar mi semen en lo más profundo de él mientras sentía las contracciones de su ano al eyacular a la vez. Nos derrumbamos en la cama exhaustos, nos dormimos y creo que ninguno de los dos recuerda lo que pasó hasta despertar al tercer día de nuestro encuentro.Busqué frutas para desayunar en la cama entre besos y caricias. Teníamos que reponer energías, así que puse a cocinar un suculento caldo con buena carne y muchos vegetales y cuando estuvo listo nos sentamos desnudos a la mesa muy cerca uno del otro para disfrutarlo e intercambiar algunos besos.Ambos nos sentíamos plenos y a gusto?pero necesitábamos un poco de aire libre. Ramón fue a alimentar su mascota y yo a retirar mi vehículo de la cochera. Nos encontramos en la esquina consabida y fuimos a pasar la tarde a un spa de una ciudad cercana con espacios reservados. Lo mejor de todo aquello fue el tiempo que pasamos en el jacuzzi totalmente desnudos y disfrutando de nuestros cuerpos.Regresamos a la ciudad justo a tiempo para comprar una buena cantidad de los mejores helados y un par de botellas del espumante como para irnos a la cama con aquellos manjares y nuestros cuerpos con energías renovadas. La mezcla era explosiva!Aquella sería la última noche de nuestro romance?y lo sabíamos. Apenas cerrada la puerta comenzamos con los besos, caricias y abrazos para mientras ir quitándonos las ropas y pasar juntos por la ducha para sacarnos los restos de la estadía en el spa y estar prontos para ir a la cama con los cuerpos algo húmedos aún, los helados, el espumante en una charola?y la única copa.No quise privarme de un placer especial?y fue reservar algo del helado de chocolate para derramarlo en el culo de Ramón y disfrutarlo en ese envase. A medida que el helado se derretía y chorreaba por la zanja de su culo yo lo iba lamiendo lentamente, deteniéndome en su hoyito y jugando en él con la punta de mi lengua.Puse sus piernas en mis hombros y comencé a penetrarlo, variando la intensidad de las arremetidas. Lo tomé por los tobillos y abrí sus piernas al máximo, luego me tumbé sobre él buscando su boca y entrecruzó sus piernas en mi cintura buscando que la penetración fuera aún más íntima y profunda. Las sensaciones eran deliciosas en esa perfecta fusión de nuestros cuerpos ardientes.En esos días había descubierto que las tetillas de Ramón eran muy sensibles, bastaba rozarlas para que su exitación creciera. Así que mientras lo poseía me dediqué a lamer sus pezones y jugar con sus tetillas de todas las maneras posibles, lo que hizo que su orgasmo fuera super intenso y masivo.Sentí que estallábamos una vez más, me dejé ir, lo apreté, lo besé, me hundí en sus entrañas, sentí el reguero de su semen caliente derramado entre nuestros cuerpos, nos relajamos lentamente y?..Despertamos a media mañana. El mensaje en el celular de Ramón decía que su familia llegaría en horas del mediodía. Aún teníamos tiempo para una buena despedida?y fue con otra sesión de sexo en la ducha, pero esta vez con las manos de Ramón apoyadas en los azulejos y su culo muy parado para una buena cogida que le di tomándolo por la cintura y por debajo de los sobacos para atraerlo hacia mi, para besarlo y penetrarlo más profundo aún bajo la caricia del agua tibia.Desayunamos desnudos jugo de frutas e infusión. Hicimos algunos pactos básicos para que todo no terminara allí.Ramón se transformó mucho desde entonces?en todo sentido?Aunque estoy casi seguro de que él no lo nota, la sonrisa que ahora luce lo favorece mucho.Seguimos encontrándonos casi todas las semanas, pero lo que ocurrió y ocurre a partir de aquél primer encuentro será material para otro u otros relatos.