Mi indiscreta computadora

Mi indiscreta computadoraEsa mañana mi adorado esposo me dijo que vendría un técnico en computación; enviado por su Estudio. La máquina hogareña no estaba funcionando bien y le hacía falta un retoque.Antes de que saliera rumbo a la oficina, le hice unos mimos y, mientras ronroneaba como una gata en celo, le pregunté si podría aprovechar yo también para que me revisara un poco la mía?Víctor sonrió; se metió la verga reluciente con mi saliva dentro de sus pantalones y dijo que por supuesto podría hacerlo.A mediodía sonó el timbre de la puerta y fui a atender.El técnico en cuestión era un chico joven, musculoso y bastante buen mozo. Se presentó como Marcos y lo hice pasar.Le indiqué el escritorio de Víctor para que comenzara revisando esa computadora. Le advertí si podría después revisar la mía?Yo estaba vestida con una falda de jean bastante breve y zapatillas de jogging; una remera algo estrecha se apretaba a mi cuerpo y permitía adivinar mis pezones siempre erectos bajo la tela.Cuando Marcos terminó de revisar la máquina de mi esposo, me preguntó por la mía. Le indiqué entonces el dormitorio, donde la tenía en un rincón, sobre una especie de escritorio pequeño.Como yo no tenía nada que hacer, me senté a su lado. Comprobé que mi presencia lo ponía un poco nervioso, no se podía concentrar. Yo estaba demasiado cerca de él y lo rozaba con alguna parte de mi cuerpo cada vez que me movía.El pobre Marcos me miraba de reojo; especialmente mis tetas erguidas?Noté que él ya tenía una marcada erección? y eso que todavía no había visto nada?También me miraba las piernas, que yo tenía cruzadas, para que no se me viera la tanga negra. De repente me pidió si yo podía escribir mi contraseña. Al inclinarme sobre el teclado, me aseguré de apoyar mis tetas con mis pezones endurecidos, justo sobre su brazo extendido.Miré de reojo y pude ver que el pobre chico se ponía colorado; pero el tipo ni siquiera amagó para retirar su brazo.Justo en ese momento me llamó Helena al celular y entonces me levanté para hablar con ella con un poco de privacidad. Mi amiga se largó a reír, cuando le dije que tenía a mi entera disposición, un chico joven para arreglarme la computadora.Marcos entonces me preguntó si podía abrir una carpeta; donde suponía que había un virus peligroso afectando a todo el sistema.Concentrada en mi charla con Helena, asentí con la cabeza?Al terminar la conversación, giré para regresar al lado del chico y entonces me encontré con la peor de las sorpresas.La carpeta que él había abierto era la de ?mis fotos?.El problema era que, mis fotos me mostraban desnuda y en poses insinuantes; metiéndome los dedos o alguna cosa más grande y lamiendo la verga de mi esposo; entre otras cosas mucho peores?Esta vez fui yo la que se puso bien colorada. Realmente no sabía dónde meterme. Ese pibe desconocido me había visto totalmente en bolas y además, tocándome y chupando una pija.Realmente no sabía qué hacer. Balbuceando un poco, le pedí que fuera discreto con lo que había descubierto y que saliera de ahí?Pero Marcos sonrió y me dijo que yo lo había estado calentando desde que le había abierto la puerta de calle.De repente tomó mi mano y la apoyó sobre su verga tiesa; diciéndome que comprobara cómo yo lo tenía desde hacía rato?Sin darme tiempo ni siquiera a responder, Marcos subió su mano por debajo de mi falda y enseguida sus dedos comenzaron a explorar mi tanga ya bastante humedecida. Me miró a los ojos y me dijo que era una puta?Sin soltar mi mano que estaba sobre su bragueta abultada, sus otros dedos corrieron mi tanga a un lado y entraron sin dificultad entre mis labios vaginales. Su verga saltó un poco bajo mi mano?Empecé a suspirar bajo y terminé pidiéndole que me cogiera.Marcos entonces soltó mi mano y sacó sus dedos de mi concha.Se incorporó y yo, con bastante desesperación y apuro, comencé a desabrochar sus pantalones. Era verdad lo que sentía mi mano.El chico tenía una pija hermosa; bastante grande y ya endurecida.Lo miré a los ojos y él solamente señaló la punta de esa pija. Me incliné para metérmela en la boca y comencé a chupar como loca.Marcos mientras me quitó la remera y se dedicó a acariciarme las tetas, retorciéndome los pezones.Le pedí que acabara en mi garganta; pero él sonrió y sacó su pija de mi boca. Me hizo levantar y me quitó la tanga por debajo de mi falda. Luego me hizo poner en cuatro en mi propia cama matrimonial.Se acercó blandiendo su verga endurecida entre sus dedos.Le adiviné la intención y terminé suplicándole que no se le ocurriera meterme esa cosa tan grande por el culo; porque me lo iba a destrozar con toda seguridad.Marcos volvió a reírse; diciéndome que una buena putita como yo no tenía derecho a pedir nada. Se arrodilló a mis espaldas y enseguida sus dedos se zambulleron de lleno en mi concha empapada. Suspiré aliviada; pero entonces los sacó y con ellos me lubricó la entrada trasera. Le supliqué al borde de las lágrimas, pero no hubo caso?Me aferró por las caderas y me aplastó con el peso de su cuerpo, para inmovilizarme totalmente. Podía sentir su verga hincharse más todavía y presionando sobre mi apretada raja?Marcos me besó el cuello con suavidad y me susurró al oído que iba a romperme bien el culo, como se lo merecía una buena puta.Le pedí que se pusiera un forro; pero contestó que quería hacerme sentir todo su semen hirviente derramándose en el fondo de mi culo?Yo estaba ya entregada; cuando sentí que la punta de su pija se abría paso por mi esfínter; dilatándolo al máximo. Aullé de dolor, porque realmente esa verga era muy gruesa y estaba dura como una barra de acero.Marcos comenzó a bombearme el culo; provocándome un intenso y ardiente dolor. La noche anterior mi esposo me había dejado muy satisfecha en esa misma cama; por desgracia ahora para mí, Víctor no me había sodomizado y por eso mi trasero estaba tan apretado ahora?El pibe me bombeaba y me decía al oído que yo era una buena puta; me preguntaba si mi esposo sabía que estaba casado con una puta y si me gustaba la manera en que me estaba rompiendo la cola. Entre jadeos y lagrimeos, yo le decía que sí a todo.Por suerte esa tortura anal no duró demasiado.En menos de diez minutos, yo acabé aullando como loca y eso disparó las ganas de Marcos; que también acabó detrás de mí?Se salió de mi cola y comenzó a vestirse en silencio. Yo me quedé abatida sobre la cama; boca abajo, sintiendo ese tremendo ardor en mi ano. Había sido una culeada brutal y salvaje. Me dolía todo el cuerpo.Cuando Marcos estuvo vestido, se acercó a la cama y me azotó los cachetes de mi trasero con su palma abierta. Yo grité todo el tiempo; hasta que él se cansó.Me aseguró que nadie en el Estudio se enteraría de lo sucedido; menos todavía mi propio esposo. Pero me advirtió que mantener el secreto tendría un precio?