La fantasía de mi ciberamiga hecha realidad

La fantasía de mi ciberamiga hecha realidadTras muchos meses buscando una oportunidad para poder quedar, llegó el momento de la verdad, ése en el que por fin pones cara y cuerpo al personaje que sexualmente ha conectado contigo. Tuvimos que hacer muchos kilómetros para poder vernos y, sobre todo, encontrar una buena excusa para desaparecer de nuestras rutinas. La cita ocurrió en un céntrico y concurrido café de la capital. Uno de esos modernos en el que el bullicio de la gente hace que cualquier anécdota, como la nuestra, pase desapercibida. Éramos dos desconocidos en un mundo real y a la vez dos ciberamigos familiarizados con las fantasías eróticas de cada uno. Nuestra estrecha vinculación virtual daba un paso a la realidad.Nuestro señuelo fue un pañuelo naranja que previamente nos habíamos enviado por foto para evitar malentendidos. Ninguno de los dos nos habíamos visto antes para evitar cualquier condicionamiento físico. Una circunstancia que añadía un grado más de morbo para llegar a este encuentro. Fueron muchos los meses que necesitamos para conseguir una simbiosis tan especial, en el que cada uno había desnudado su intimidad para entregarse a las fantasías del otro. No fueron necesarias ni fotos, ni vídeos, ni cámaras para vivir momentos sexuales únicos. Nuestra imaginación lo hizo posible y nos llevó donde queríamos llegar.Entré en la cafetería esperando ser el primero en llegar, pero en un vistazo rápido, divisé el pañuelo que nos habíamos pasado. Era ella. Allí estaba y conforme me acercaba mi corazón se aceleraba. No fue necesario llegar a su mesa para que su instinto le delatara mi presencia. Se giró, me miró, se acercó y, sin intercambiar ni una palabra, me beso profundamente en mi boca. Fundidos en el beso apasionado, nos agarramos de la mano, como dos enamorados, y nos sentamos en la mesa para tomar un café. Entre sorbo y sorbo, nos observábamos para dibujar ese rostro de fantasía que tanto nos había hecho gozar.No había mucho tiempo que perder. Nuestra cita era de un día, así que tal y como ya habíamos planeado, nos dirigimos a un local de intercambio de parejas. En nuestra cabeza revoloteaban las fantasías que cada noche habíamos creado juntos, y que esta vez iban a ser realidad. Nada más entrar, nos dirigimos a nuestras taquillas para vestirnos para la ocasión. En mi caso, opté por unos bóxer de latex negro que dejaba mi polla al aire, mientras que ella eligió un vestido de latex verde, que se ajustaba como un guante a sus tetas y culo. Antes de ponerse sus tacones, me pidió que me acercara. Sacó un cinturón de castidad y me lo colocó con gran delicadeza. Acto seguido, me pidió que me diera la vuelta y mostrara mi culo, para insertar un plug que dejaba caer una cola de caballo. Me pidió que me pusiera a cuatro patas y le comiera sus pies, antes de colocarse sus zapatos. No habíamos empezado y ya comenzaba a sentir una potente erección en mi polla que oprimía la jaula que llevaba. Era la primera cita, y como habíamos acordado, ella iba a ser mi ama.Agarró con su mano mi polla y me incorporó para llevarme a la sala principal del garito y hacer las presentaciones. El lugar estaba bastante concurrido de parejas de mediana edad que quedaron impresionados por nuestra puesta en escena. Fueron muchas las miradas que se intercambiaron pidiendo una acercamiento, pero nuestro plan estaba fijado de antemano y no admitía cambios. Nos metimos en una sala cerrada con un agujero en la pared, por el cual algún chico asomaba su polla para que se la chuparan. 'Glory Hole' le llaman, y no hizo falta esperar nada para que apareciera una gran polla erecta. Ella la agarró, la meneó bien para dejarla bien dura y, agarrando mi cabeza, me obligó a mamarla mientras con la otra mano la sujetaba. Era la primera vez que comía una polla y me estaba poniendo malísimo. Sentía como esa polla se volvía loca en mi boca sin saber que era un hombre quien se la comía. Mi ama dirigía los movimientos de mi cabeza, empujando con energía contra la pared para que entrara toda la polla en mi boca. En uno de esos empujones violentos, di una gran arcada que arrojó sobre su pene una gran bocanada de saliva. Miré a mi ama, pidiendo un poco de clemencia, pero no la hubo. Volvió a agarrar mi cabeza con una mano, y con la otra introduzco aquel falo hasta mi gaznate. Cada vez estaba más dura y revoloteaba con más velocidad en mi lengua. De repente estalló toda su leche dentro de mi boca, tanta que casi me atraganta. Mi ama sacó la polla aún con leche, y terminó la faena limpiándole bien su pene. Después acercó sus labios a mi boca, y absorbió todo el semen. Jugó con él y a continuación, lo devolvió a mi boca.- Ya sabes lo que tienes que hacer. No quiero que pierdas ni una gota.Abrí mi boca, y le mostré cómo me tragaba el semen.- Así me gusta.Aquello le puso super cachonda, tanto que agarró otra polla que acababa de atravesara aquel glorioso orificio, y comenzó a comerla como una posesa. La meneaba sin piedad, y la mordisqueaba a la vez que la chupaba con gran placer. Yo veía como aquella polla se retorcía de placer sobre su boca. Me acerqué hacia su culo y comencé a frotar mi pene enjaulado sobre sus nalgas. A ella pareció gustarle, e interrumpió aquella colosal mamada, para agarrar mi polla y tumbarme de espalda en el suelo. Colocó su coño sobre mi boca y me pidió que le comiera sin parar. Allí estábamos los tres, como habíamos soñado meses atrás. Ella comiendo una polla desconocida, y yo sintiendo en mi boca el sabor de su delicioso coño. - ¡Come cabrón, come! ¿Te gusta como chorrea mi coño? Sigue así.Su coño estaba totalmente abierto, dejando fluir sobre mi lengua su néctar. Ella estaba entregada al placer que le producía comer aquella polla mientras meneaba su cadera sobre mi cabeza. Al otro lado del agujero, la respiración cada vez se entrecortaba más. Estaba a punto de correrse y mi ama era consciente, así que aceleró el ritmo hasta que aquella polla comenzó a soltar toda su leche. Mi ama se volvía loca y lo notaba por su manera de apretar sus piernas sobre mi cabeza. De repente, agarró mi pelo y comenzó a frotar su coño a gran velocidad sobre toda mi cara. Quería correrse y lo iba a conseguir. El orgasmo no se hizo esperar. Comenzó a tener espasmos y a jadear como una zorra. Su corrida fue tan descontrolada que no pudo evitar mearse en mi cara. Aquello se estaba yendo de madre y mi polla enjaulada pedía libertad. Estaba totalmente poseída por el placer y me encantaba verla gozar de esa manera. Cuando recobró el sentido, me miró con una dulce sonrisa que dejaba ver el semen de la polla que acababa de mamar. Lo dejó caer sobre mi cara y acto seguido, comenzó a lamerla recogiendo el semen y sus flujos. Abrió mi boca, y soltó aquel cóctel erótico. - ¡Trágatelo!Obedecí, y me lo tragué para regocijo de mi ama.- Y ahora por ser obediente, es hora de darte tu premio.Tomó la llave y liberó a mi polla. Acto seguido, extrajo con suavidad, el plug anal que me puso.- Ahora sal ahí y fóllate a la que quieras. Pero recuerda, tu semen me lo trago yo.