Una nueva Aurora

Una nueva AuroraLa noche se la había hecho eterna, la había pasado en un largo duermevela desde que muy temprano, alrededor de la una de la mad**gada, estando ya acostada desde hacía rato, escuchó el sonido que hizo su móvil sobre la mesilla del dormitorio en la que tenía por costumbre dejarlo cada noche, acompañado de una luz parpadeante, a partir de ahí la había sido imposible conciliar un sueño profundo y descansar. Tan solo había sido capaz de cerrar los ojos por unos minutos, y era para soñar con este día que se avecinaba, y cuando los abría no paraba de pensar en el correo que había recibido y si sería este el que esperaba.Era esa luz verde y parpadeante la que habría la posibilidad de haber recibido ese correo, hoy eso era suficiente motivo como para que no pegara ojo preguntándose si sería el que estaba esperando desde hacía días, ese que tanto deseaba y que tanto se estaba haciendo de rogar, el de su maestro.Aunque era el clásico nombre que recibía la persona que dominaba y, a la que ella se había querido someter para cumplir su voluntad, la sonaba raro eso de mi maestro, ni tan siquiera él se había denominado así, pero bueno, así llamaría a este peculiar compañero de juego hasta encontrar otro nombre, pero tenía que ser él, no recibía muchos, y menos a esas horas.Pero siempre cabía la posibilidad que fuera un maldito mensaje con publicidad de una compañía de telefonía, sonrió al pensar en esta posibilidad y lo inoportuno que sería, aunque no tendría ninguna gracia.Nada más escuchar el zumbido de la vibración, casi ahogado, por ese repiqueteo ocasionado por esa misma vibración en la madera de la mesilla del dormitorio, la cual lo amplifico, haciendo que pareciese el redoble de un tambor, o eso la pareció a Ella en el silencio de la noche y, esa luz verde encendida iluminar tenue, insistente e intermitentemente la habitación, menos mal que tenía por costumbre bajar el volumen al mínimo. Rápidamente dió la vuelta al móvil sin tan siquiera querer confirmar el origen del mensaje, nerviosa por temor a preguntas incómodas, seguidas de mentiras que la harían sentirse mal consigo misma.Lo había pensado muchas veces y siempre había llegado a la misma conclusión, intentaría que su marido no se enterara y no viera nada raro que le diera pie a hacer preguntas, no había necesidad de tal situación.Pero seguía durmiendo, miraba hacia el lado contrario y parecía no haberse enterado de nada, aunque en un primer momento creyó sentir como si la cama, el colchón, se moviera o vibrase ligeramente, como si en ese preciso instante se acomodara o removiera en su lado de la cama.Hoy podría ser un día especial, de confirmarse el origen del mensaje, hoy sería el primer día en el que empezase a jugar, a realizar todo aquello que había visto en esos videos que tanto la gusta ver cuando se encuentra sola en su casa, en un largo, solitario y aburrido día cualquiera, y que tanto la excitan cuando viéndolos imagina que es ella la que cumple la voluntad, retorcida y perversa, de alguien a quien no conoce.Esa es una de las cosas que la resulta más excitante, acatar las perversas órdenes de alguien a quien ni tan siquiera conoce, por duras, extremas o sucias que sean, cumplir esas órdenes sin rechistar.Es tan excitante no saber qué va a tener que hacer, llevaba días pensando en ello,y siempre con el propósito firme de realizar esa voluntad desconocida, doblegarse y ser un objeto sin voluntad dispuesta a disfrutar de cualquier manera imaginable.Otra es que nadie sepa de ese comportamiento suyo, tener esa doble vida, la de respetable ama de casa, amiga,vecina y otra muy distinta de depravada exhibicionista. Sí, desea que todo el mundo la vea, que la conozca, excitarles tanto como ella se excita viendo a otras mujeres en esos vídeos, exhibirse, comportarse como una auténtica puta, como una zorra perversa capaz de hacer cualquier cosa con tal de satisfacer su lujuria reprimida, pero todo sin revelar su identidad.Tanto es así que estaba buscando la manera en que sus vecinos pudieran saber de esos vídeos para que pudiesen verlos, esos vídeos que ella misma había sugerido subir y que de común acuerdo su Señor iba a subir a un par de sitios de internet.De hecho ya había creado un perfil y un blog donde había subido todas las fotos que la había estado pidiendo, toda su ropa interior, selfies en posturas insinuantes, las fotos de los dos consoladores que tenía...Se ponía húmeda con sólo pensar en ello, el que la viera tanta gente y tan cercana, escuchar y participar en sus comentarios escandalizados por lo que habían visto, sus hipócritas críticas y que ni se imaginaran que todos los días se cruzaban con ella en el portal de su casa, que hablaban sin saberlo con esa sucia, perra y sumisa mujer, que por otro lado deseaban y sería envidiada por otras muchas mujeres, que como ella tendrían reprimidos sus deseos, frustrada su sexualidad y mutilado su placer.Sería como un juego de rol cuyo papel principal es el suyo, ella sería la estrella de esta película, la princesa de este cuento o la heroína de esta historia.Lo mejor de todo era que no tenía que ser infiel a su marido.Esto no era amor, ni tan siquiera cariño, se trataba de respeto, obediencia y confianza, nadie la tocaría y a nadie tendría que tocar.Esto lo había dejado claro con su Señor, en el mejor de los casos su relación con él sería como un amor platónico, perfecto pero imposible, sin contacto físico alguno y sin posibilidad de cambiar en este aspecto.Todo esto ya lo habían hablado y los términos podría cambiar siempre de común acuerdo, pero no existía la posibilidad de una cita para conocerse en persona.Porque aunque llevaba mucho tiempo, mucho, sin hacer el amor con su marido, sin tan siquiera tocarse el uno al otro, más allá de la mera formalidad, no quería herirlo, no se lo merecía.Y a éstas alturas tampoco creía que hacer el amor de una manera tradicional la sirviera de algo, que fuera a disfrutar, la procurara un descanso en sus perseverantes pensamientos, en sus recurrentes sueños y sirviera para relajar su cuerpo, que la fuese a proporcionar el descanso que tanto anhelaba.Hacía una semana que la había enviado una pequeña lista con cosas que debería tener preparadas para este día, cosas fáciles de obtener y que en algunos casos ya tenía por casa.El objetivo era proporcionar un poco de diversión a su vida cotidiana.Añadir a esas tareas cotidianas y domésticas como podían ser, hacer la compra diaria, charlar con un vecino con el que se cruzase, acompañar a una amiga, planchar...todas esas pequeñas y monótonas actividades un poco de morbo para que se sintiera viva y se excitara a la vez por ese pequeño secreto que tan húmeda la ponía con sólo pensarlo.Por fin podría exhibirse, mostrar al mundo lo sucia, guarra, puta y sumisa que podía llegar a ser, y todo esto sin que se enterase nadie, el frutero, la panadera, la vecina de enfrente...nadie lo sabría salvo ella y su maestro.Cuando su marido salió hacia el trabajo se quedó mirando por la ventana, viendo como se alejaba en busca del coche esperaba el siguiente mensaje a ese escueto,? supongo que estás preparada.?Llegó a él, lo abrió, se sentó y lo arrancó.Como todas las mañanas vio como una luz iluminaba el interior del coche cuando sacó su móvil, el pobre ya había empezado a trabajar antes de llegar a su oficina.Su móvil vibró en su mano y la luz verde volvió a parpadear, esta vez iluminando su cara.¿Ya estás sola?, es hora de empezar.Hoy, parte del día lo dedicaremos al cuidado de tu cuerpo, de tu aspecto y a que te sientas bien contigo misma.En una mujer lo más importante no es su físico, su figura, que sea guapa, su color de ojos,...si no que se sienta cómoda tal y como es, eso sí, siempre tiene que cuidar su higiene y su aspecto, su peinado, sus uñas, su piel? Si una mujer cuida su aspecto y se cree sexy y atractiva, en la mayoría de los casos lo es y así la ven.Para mí el físico no tiene importancia.Por eso el día de hoy lo dedicaremos a tu cuidado.Ahora dúchate, depila tus piernas y tus axilas. También quiero que afeites tu pubis, sin que se te olvide tu agujero del culo. Quiero que te depiles con cera, si lo dejaste de depilar como te dije hace tiempo, no tendrás problema.Ese dolor que sentirás será un recordatorio de que todo tiene un precio.Recuerda que tienes que documentar todo, grabar y fotografiar todo tu cometido.Cuando termines de depilarte arregla tus uñas, quiero que te hagas una manicura y pedicura, y las pintes de un color azul turquesa, y por supuesto no olvides tus cejas.Ya sabes lo que pienso de las uñas demasiado largas, son ordinarias.No tengas prisa, haz bien tu trabajo y envíame fotos de todas las partes de tu cuerpo implicadas, antes y después.Estoy seguro que estarás muy guapa y sexy, ya deseo ver esas fotos, y excitarme con tu cuerpo cuando las esté clasificando para publicarlas.Y no sólo a mí, excitaras a todos los hombres que te vean, harás que te deseen, así también no pocas mujeres te envidiaran, otras muchas se excitaran y seguro que también muchas de ellas te desearán.En cuanto acabes envíame todo ese material.No temas, como siempre pondré especial cuidado en sólo publicar fotos en las que no se vea tu cara o sea imposible el reconocerte. Cuando hayas hecho todo me lo comunicaras por el chat, te daré instrucciones de cómo utilizar las cosas de la lista, como irás hoy debajo de tu ropa sin que nadie lo sepa o bien te enviaré un vídeo con lo que quiero que hagas.Terminó de leer el mensaje y ya estaba húmeda, notaba como su coño iba mojándose y como su braga se empapaba al ir recogiendo ese caliente y espeso flujo.Cuando su imaginación la dejó volver a la realidad y levantó la vista de la pantalla del móvil, apagada ya hacía un rato, vio cómo la miraban sus dos mascotas.Sus dos perros era la única compañía que tenía durante todo el día, gracias a ellos los días eran más soportables. Un día su marido apareció con los dos cachorros, uno en cada mano, tendrían poco más de un mes, al parecer, según contó, los había res**tado de un futuro incierto cuando los recogió estando abandonados en un jardín y esperando a que el servicio municipal se los llevara, sellando así un destino de los que pocos escapaban. De esto hacía un año y medio, al día siguiente los llevó al veterinario para vacunarlos y comprobar que todo estaba correcto. Y aunque la veterinaria les aconsejó castrarlos, su marido se negó en redondo y no quiso hablar más del asunto.El cuidarlos y atenderlos daba algo de sentido a su vida, hacía que se sintiera necesitada y querida. Hablaba con ellos como si fueran los niños que nunca tuvo, los bañaba, les acariciaba devolviendoles todas esas muestras de cariño que recibía de ellos, e incluso soportaba de buena gana los excesos de afecto que de vez en cuando la ofrecían.Atila, grande, musculoso, tranquilo y noble estaba sentado, la miraba a la vez que inclinaba su cabeza de un lado a otro. Y bandido, nervioso, juguetón y que siempre parecía entender lo que pasaba se encontraba de pie, moviendo su cola, mirándola expectante. Esperaban cualquier gesto suyo que les diera pie a abalanzarse sobre ella, erguirse colocando sus patas delanteras sobre su pecho.Tan sólo tuvo que sonreír y hacer un pequeño gesto con la cabeza señalado la puerta de la calle para que ambos saltaran sobre ella de alegría.Al ser el más grande, Atila, se hizo dueño del espacio, se puso de pies colocando sus manos sobre su pecho y comenzó a lamer su cara y su cuello con su gran lengua, para después cuando lo intentaba apartar lamer sus manos y brazos.Bandido se tenía que conformar con sus pies descalzos, a los que mordisqueaba y lamía a partes iguales.Empujada por esas muestras de cariño fue a parar al salón, tropezando con el sofá y quedando sentada en él, quedó rendida por unos minutos al ímpetu de Atila, que ahora tenía las manos entre sus muslos impidiendo que se levantara y así continuar lamiendo con su larga lengua su cara y cuello. Bandido aprovechaba para seguir mordisqueando y lamiendo sus pies, este en un rápido movimiento puso sus manos sobre el cojín del sofá, colocándose debajo de Atila y empezó a lamer lo que ahora le ofrecía esa privilegiada posición.Cuando se recompuso de ese ataque de cariño estaba casi desnuda, sin pantalón, que no utilizaba y con la chaqueta del pijama sujeta tan sólo por un botón, la tenía caída a su espalda impidiendo el libre movimiento de sus brazos. Con sus pechos al aire se levantó y terminó de desabrochar el único botón que le quedaba, se quitó la chaqueta del pijama, se puso el pantalón de un chándal y una camiseta, cogió las correas de ambos con una mano, las llaves con la otra y salió con ellos a que desahogaran sus necesidades.Diez minutos, quince a lo sumo y empezaría el juego, dispuesta a cumplir la voluntad de otra persona sin rechistar, por sucias y perversas que fueran sus ordenes.Pensaba en esta sumisa disposición una y otra vez, hacía días que no dejaba de darla vueltas en su cabeza, quería mentalizarse para no poner otros límites al juego, salvo los ya establecidos, seguridad,fidelidad y anonimato, todo lo demás era posible y así poder disfrutar lo más posible de esta oportunidad, sin tabúes, sin prejuicios, sin otro límite más que su imaginación, mejor dicho, la de su amo.Mientras sus mascotas corrían y jugaban delante de ella.