las vacaciones en el pueblo parte 1

las vacaciones en el pueblo parte 1
Aquel verano del 97 se presentaba estupendo, por decir algo, llevaba tres meses sin curro, debía ya 2 meses de alquiler, y ya me veía pasando el mes de agosto en la ciudad. Para colmo de males, reccibí la llamada de mi tía Antonia, que todos los veranos me insistía en que fuera a verla, total que le conté como estaba, y me sugirió que porque no iba al pueblo, ya que mi tío Jorge estaba construyendo una casa y necesitaba ayuda, y podría ganarme un dinero, no mucho, pero algo. Pensé un momento y le dijé que sí (total, en esos momentos no tenía rollete y para estar aburrido en la ciudad sin un duro, que tenía que perder.

Cogí el coche, y me dirigí hacia el pueblo, al que no había ido desde los 16 años y que había cambiado mucho. En realidad, se podría decir que era una aldea, con tres o cuatro calles, apenas uno o dos bares y poco más. Preguntando, llegué a casa de mis tíos, que me recibieron amablemente y me llevaron a mi habitación para que dejara las maletas. Cuando volvimos al salón, una preciosidad de morena sea cercó a mí, me dió 2 besos y me dijó:
- Menos mal, primo, ya era hora de que vinieras por aquí, que sólo sé de tí por lo que me cuenta mi madre, pero que perdidos estamos- mientras yo no acertaba quién era esa chica tan guapa.
- ¿Qué pasa, Javier, ya no te acuerdas de tu prima Loli? - comentó mi tío.
Joder, cómo me iba a acordar, si la última vez que la ví era una niña de 6 años, y ahora estaba hecha un pedazo de mujer preciosa. Una melena negra hasta los hombros rodeaba una cara guapisíma, una blusa azul intentapa tapar unos pechos que intentaban salir afuera, y una minifalda blanca enmarcaba un culo y unas piernas increíbles, que hicieron que reaccionara rápidamente.
- Vaya, vaya, primita, que diferencia de la última vez que te ví, eras una niña- le dijé.
- Pues ya ves cómo ha crecido, sobrino, está hecha una mujer- comentó mi tía.
Dejamos a mi tía y a mi prima en casa, y mi tío me llevó hasta la casa que estaba construyendo, y después de delimitar cuál sería mi tarea, volvimos a casa, ya que eran casi la 1 de la tarde, y ya no se iba a hacer nada, y mientras se hacía la comida, Loli decidió enseñarme el pueblo. Nos pusimos al día de nuestras cosas (yo le comenté lo mío, y ella me dijó que llevaba desde Julio, ya que había terminado el segundo año de Derecho, y ese año tenía que pasar las vacaciones allí), le pregunté qué cómo lo estaba pasando y me dijó, con cara resignada, que un rollo, ya que todos los jovenes estaban fuera, y sólo quedaban los mayores y las mujeres. Después de dar una vuelta al pueblo ( que no nos llevó apenas una hora), me dijó que si quería conocer a unas amigas suyas del pueblo que también estaban por allí, y le dijé que encantado, nos dirigimos a la plaza principal, y allí, enfrente de la iglesia, en un banco, estaban sus amigas charlando. Nos dirigimos allí y al llegar, Loli se dirigió a ellas:
- Chicas, os presentó a mi primo javier, que ha venido a pasar las vacaciones aquí.- las chicas se levantaron, y una a una, se fueron presentando. Susana tendría unos 19, era rubia, y no estaba nada mal: Pilar, unos 22, con un pelo castaño y un cuerpo bien formado, y marta, unos 20, y lo que destacaba de ella era su pelo moreno muy corto, y que llevaba gafas, cómo yo.
Después de que Loli y yo fuerámos al bar de nefrente por unas cervezas, no pusimos a charlar de todo un poco, y en un momento dado, ví que Pilar y Marta no paraban de cuchichear y mirarme de una manera un poco rara, o esó me pareció, hasta que les dije:
- ¿Pasa algo, chicas?, porque siento cómo si me estuvieraís desnudando.
- No, hombre, Javier- respondió Marta, - es que estabamos diciendo que vaya primo tiene Loli.
- Muchas gracias, pero el que está rodeado de cuatro bellezones soy yo- les contesté.
las chicas se rieron y ruborizaron, y seguimos hablando, hasta que llegó la hora de irse cada uno a sus casas, pero quedando en vernos a menudo, ya que prácticamente eramos la juventud del pueblo, y eso que yo ya tenía treinta años.

Pasaron los días, y llegó el sábado; yo estaba sólo en la obra, ya que mi tío habia ido a la capital a resolver un asunto, y hacía un calor sofocante que era insoportable, y cuando estaba a punto de terminar de enfoscar una pared, una voz me distrajó un momento de mi tarea:
- Primo, soy yo, te traigo agua fría- dijó mi prima; -estoy en la segunda planta, sube- le respondí, y Loli entró. Sólo llevaba un pantalón corto y la parte de arriba de un bikini rojo, que apenas podí sujetar los dos grandes pechos que mi prima tenía, y ella por su parte, se fijó en que yo no tenía puesto nada arriba. Me pasó la botella, le dí un trago largo y al devolversela, sin querer, se derramó un poco de agua sobre ese canal entre sus pechos, a lo que ella respondió con una sonrisa pícara y un rubor en su cara. Me comentó que si quería ir con ella y las chicas al pueblo de al lado que había una fiesta, y le respondí que encantado, y ella que vale, y mientras se marchaba, no pdía apartar los ojos de ese culo tan estupendo que tenía. Pasaron las horas, y vinó Loli a decirme que ya estaba la comida, con tan mala pata que al subir tropezó con un capacho que estaba lleno de mortero recién hecho, poniéndose todo el pecho perdido, por lo que exclamó:
- Joder, cómo me he puesto-. Le dije que no se preocupara, que tenía facil arreglo, y con una esponja que tenía para alisar, se lo fuí quitando poco a poco. Yo iba notando que a mi contacto, sus pezones se pusieron en punta, y mi pene más todavía, y atreviendomé, le dijé:

- Sería mejor que te quitaras lo del bikini, para poder quitartelo todo bien. Loli dijó que cómo eramos primos, no había problemas y asomaron al exterior dos enormes senos, pero bien firmes; enjuagué la esponja y la pasé por esos pechos, hasta limpiarlos bien, notando sus pezones erectos, y cuando ya estaba terminando, noté como la mano de Loli recorría mi pecho hasta llegar a mi entrepierna y empezar a magrearla, momento que yo aproveché para besar esos pezones y el resto de sus pechos y ella para sacar todo mi pene de su escondrijo.
- Vaya, menuda herramienta tenemos aquí - susurró, y agachandose, empezó a masajearla con sus manos, para después hacerlo con sus labios y su lengua y empezar a mamarla poco a poco; yo quisé quitarle el pantalón, pero ella dijó que quería disfrutar con mi polla en su boca, cosa que al parecer le encantaba porque se notaba que estaba disfrutando de ello. Estuvo así un buen rato, hasta que llegó mi tía preguntando que pasaba, nos separamos y le eexplqué a mi tía que loli había tenido que esperar, ya que si no el mortero se endurecía y ya no servía para nada. (A los que se lo estén preguntando, les diré que de casa de mis tíos a la que estabámos haciendo hay cómo unos 200 metros).

Después de comer y echarme una buena siesta, me duché y arreglé para la cita con las chicas; esperé a que Loli se arreglara también, y fuimos a recoger a las demás chicas a la plaza. Fuimos al pueblo de al lado en mi coche (ya que Pilar y yo eramos los únicos con carnet, pero ella no tenía coche). La verdad es que la fiesta estaba muy bien, había buen ambiente, la orquesta no era mala, y estaba en muy buena compañía (era la envidia de los otros chicos). Después de casi tres horas allí, y ya con unas cuantas copas de más, decidimos volvernos, pidiendolé a Pilar si podía conducir ella, ya que yo estaba un pelín borracho, a lo que ella accedió de buena gana. Me senté en el asiento de atrás con Susana y Marta, y pasado un rato, hicé una pregunta que me había tenido intrigado toda la tarde:
- Me ha fijado, chicas, en que a pesar de los chicos que había, no os habeís separado mucho de mí, cosa que me halaga, pero creía que veniaís a esta fiesta a conocer otros chicos.
- Pues menos mal que has venido tú, Javier, si no no hubierámos venido- dijó Marta, mientras yo le miraba unas piernas firmes que asomaban por una falda roja.
- Seguro - afirmó Pilar, añadiendo: - le dijimos a Loli que ibamos, pero si tú venías con nosotras, si no nada de nada.
- ¿Es que os ha pasado algo malo en alguna fiesta? - pregunté extrañado de sus respuestas.
- Es que estos chicos de los pueblos se creen que las tías on fáciles, y no veas la tabarra que te dan, se piensan que a la primera te vas a acostar con ellos- contestó mi prima.
- En la de hace quince días, en otro pueblo, a los diez minutos nos tuvimos que ir de lo pesado que se ponen, con decirte que en ese tiempo me tocaron el culo 6 veces - dijó Susana.
- Pues si que están calientes por aquí, más que el palo de un churrero - comenté, lo que provocó la risa de todas ellas.
Llegamos al pueblo, aparcamos el coche, y cómo eran ya las once, y todavía era temprano, deccidimos terminarnos una botella que teníamos de ron en un paraje al lado de un río, que estabaa 500 metros del pueblo. El ron empezó a hacer su efecto en todos, especialmente en mi prima, que obsevé cómo cuchicheaba con las chicas, y estas a continuación, me miraban con asombro, a lo que pregunté que que es lo que pasaba, dicendo mi prima, que nada, que solamente les estaba contando lo de al mediodía, a lo que exclamé un poco enfadado:
- Pero, Loli, joder, eso no se cuenta.- pero me dí cuenta que las chicas ya me miraban de otra manera, como con deseo, y en esas, Marta propusó que si ellas me enseñaban sus pechos, yo les tenía que enseñar lo mío. Antes de darme cuenta, las chicas ya se habían quitado todo lo de arriba y pudé fijarme detenidamente en los pechos de cada uno (Susan y Marta los tenían de tamaño medio, Pilar un poco más chicos, pero todos ellos muy bien puestos), me hicieron ponerme en pie y me dsabrocharon el pantalón y el slip, lo que hizó salir al exterior un pene totalmente rígido. las chicas primero miraron con asombro, y luego empezaron a tocar un buen rato, y se notan que querían más, pero Pilar y Marta acompañaron a Susana, que al igual que mi prima, ya estaban medio borrachas.

El domingo amaneció radiante, y antes de desayunar, recibí la llamada de Pilar, invitándonos a pasar el día en su casa, que tenía piscina y un buen jardín. Después de desayunar, fui para su casa, donde ya estaba Marta, y les dijé que Loli a lo mejor no venía, ya que tenía un resacón de escandalo, y ellas, que Susana estaba castigada por llegar como llego. Fuimos al supermercado del pueblo de al lado por picoteo y bebidas, y volvimos a la casa de Pilar. las chicas se pusieron los bikinis, que les sentaban genial, y yo mi bañador tipo bermudas. Empezamos bañandonos, para pasar a las cervecitas y el picoteo y después los cubaatitas, que hicieron su efecto, ya que las chicas decidieron ponerse desnudas (por lo que pude apreciar que las dos llevaban los coñitos afeitados, a excepción de una pequeña fila de pelo por encima) , y a mí me hicieron lo mismo ( no había ningún miedo de que nos vieran, ya que había unos muros altos con setos que tapaban todo). Decídi descansar un poco y me eché en una de las tumbonas y ya casi estaba quedandomé frito, cuando noté que unas manos empezaban a tocar mi miembro; abrí los ojos, las chicas me taparon la boca con un dedo, y mientras Pilar aferrabá con su mano mi pene, Marta, que estaba sin las gafas, susurró:
- Hoy no te escapas, machote, verás lo bien que lo vas a pasar.-
y sin darme tiempo a reaccionar, me dió un morreo mientras guiaba mi mano hacia su coñito mojadito, al tiempo que Pilar empezaba una mamada que iba poniendo mi polla cada vez más dura; me deslizé por la tumbona, y cogiendo a Marta, la pusé sobre mi boca y empecé a comerle ese coñito que tenía, lo que provocó sus primeros gemidos, hasta que después de un tiempo, pusé a las dos chicas de rodillas sobre el cesped y alternativamente, les iba metiendo toda mi polla en sus bocas, hasta que suplicaron que por favor, querían que las follara. la primera fue Pilar, que recibió a mi polla tumbada en la tumbona, mientras Marta le lamía el chochete a la vez; después, me tumbé en el cesped y Marta, sentandosé sobre mí, intodujo toda mi verga en su coñito sin comtemplación; cuando tuvo su primer orgasmo, la retiré, cogí a Pilar y poniéndola de rodillas, todo mi miembro se metió en su coño a lo bestia, y tras unas sacudidas bestiales, ella también tuvo su orgasmo. Mi pene estaba a reventar, cogí a las chicas y las pusé en la tumbona, una aencima de la otra para ir alternando entre sus chochitos, hasta que mi polla reventó y varios chorros de mi semen cayeron a los cachetes de Marta, y se deslizaban hasta el monte de Venus de Pilar. Me incorporé, y las dos aprovecharon para lamer los restos de mi corrida de mi pene, nos quedamos exhaustos, y allí mismo nos quedamos fritos. Despertamos al cabo del rato, nos vestimos, y fuimos a casa de mi prima, que nos recibió, preguntando si nos lo habíamos pasado bien, y mirándonos los tres, le contestamos que menudo día habíamos pasado.


CONTINUARÁ......