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Helena y su maravilloso esposo

 
Post #1


Helena y su maravilloso esposo
Helena y su maravilloso esposo

Helena llegó más excitada que de costumbre esa mañana. Antes del primer café me espetó a bocajarro: "quiero que me filmes cogiendo con Jorge"

Le pregunté si era broma o si se había vuelto loca. Qué iba a pensar Jorge ante semejante falta de intimidad? íbamos a tener que blanquear nuestra relación, de lo contrario él no podría entender tanta confianza entre nosotras. Una locura total?

Me dijo que ya tenía todo planeado. Yo debería esconderme en un amplio armario del dormitorio y desde allí filmarlos por unas rendijas, naturalmente sin delatar mi presencia. "Hasta te podrías tocar mientras disfrutas del show" me dijo la turra?

La idea de verlos coger no me desagradaba para nada, sobre todo con los comentarios que siempre hacía Helenita con respecto a la virilidad de Jorge, el enorme tamaño de su prodigiosa verga, con la cual podía cogerla durante horas y horas sin cansarse y todas las obscenidades que gritaba ella en la intimidad de su matrimonio.

La posibilidad de verlos en acción sobre una cama me calentaba muchísimo. Estaba segura de que la idea también excitaba mucho a ella y después de todo, Jorge jamás se enteraría de nada.

El día convenido era un sábado por la noche. Víctor estaba de viaje, por lo tanto yo no tenía que pensar en demasiadas excusas para salir. Llegué temprano y me recibió Helena, muy contenta de que le siguiera la corriente. Recién se había dado una ducha rápida y estaba por vestirse para esperar a Jorge.

Subió al dormitorio ella sola y después de un rato me llamó para que fuera a ver qué impresión le daría a su marido cuando llegara. Al entrar sentí que comenzaba a excitarme y una ola de calor subía desde mi ya humedecida concha. Me quedé sin palabras. Se había batido el pelo en un peinado muy, muy sexy, tenía el cuerpo aceitado, solamente llevaba unas medias transparentes negras de nylon y sus piernas lucían increíbles sobre un par de sandalias con taco aguja que realzaban su torneado.

Alcancé a decir "Espectacular, nena", cuando se me abalanzó y me volteó sobre la cama, sonriendo y susurrando en mis oídos "antes que Jorge me vas a disfrutar vos, todavía tenemos un buen rato". Sentí que casi alcanzaba un orgasmo, hacía rato que no teníamos sexo entre nosotras y la idea de poder gozar un poco me excitaba.

Nos acariciamos y besamos profundamente, masajeando nuestras suaves conchitas, a esta altura ya bastante humedecidas por la estimulación visual. Llegamos a acabar casi al mismo tiempo, unos minutos antes de que se oyera abrirse la puerta de calle.

"Amor, ya estás lista??" sonó la voz de Jorge subiendo las escaleras? "me doy una ducha rápida y voy", dijo mientras entraba al baño. Helena me empujó hacia el famoso armario de las rendijas. Adentro había espacio de sobra y la cámara filmadora estaba montada sobre un trípode. Mi única función era hacer algún acercamiento de imagen, si algo me resultaba interesante y por supuesto? podía mirar sin hacer ruido. Antes de encerrarme, Helena me besó largamente y dejó entre mis manos un gran aparato de silicona color rojo, diciendo "quiero que te lo metas a fondo y acabes conmigo"

Apenas cerró la puerta apareció Jorge, con una toalla arrollada a la cintura, el amplio torso desnudo todavía húmedo, despeinado y con cara de lujuria, al ver a mi amiga esperándolo más sensualmente desnuda que nunca. Esa escena ya comenzaba a calentarme mal. Ella avanzó hacia él, arrancándole la toalla de un tirón. Comprobé que no exageraba con respecto al tamaño. La verga del buen Jorge era bastante grande, ya se encontraba muy dura, erguida apuntando hacia el monte depilado de mi amiga.

Helena la rodeó con sus dos manos y comenzó a masajearla con suaves y prolongados movimientos, haciendo que Jorge se estirara hacia atrás, cerrando los ojos y comenzando a disfrutar de lo que iba a ser una interesante noche.

Dentro del armario había empezado a filmar en automático, para tener mis manos libres y quitarme la falda, bajo la cual no llevaba ropa interior. Me toqué los labios mayores y los sentí mojados, metiendo entre ellos un par de dedos para dilatarme un poco. El aparato de Helena era demasiado grande, pero de a poco fui insertándolo hasta sentir que llenaba mi concha por completo. Me quedé unos instantes quieta, espiando la escena exterior y luego empecé a frotar esa cosa contra mi clítoris, entrando y saliendo cada vez con más cadencia.

Mi amiga se había arrodillado frente a Jorge y tenía esa inmensa pija dentro de su dulce boca, acariciando con sus suaves labios todo el largo de semejante belleza, mientras su lengua lamía una y otra vez todo ese tremendo mástil bien erecto. Ella parecía disfrutar cada segundo lo que hacía y la muy turra miraba de reojo hacia donde la cámara y yo estábamos escondidas. Seguía frotándome esa enorme cosa dentro de mi concha, sintiendo que iba a acabar explotando en cualquier momento. Finalmente acabé, haciendo un gran esfuerzo para contener mis gritos, envidiando la capacidad de Helena de tener orgasmos silenciosos. Saqué el consolador de mi concha, sintiendo mis jugos deslizarse por mis piernas y me preparé para ver lo mejor.

Jorge no llegó a acabar. En un momento enredó una mano en el pelo de Helena y la hizo levantar de un tirón, llevándola con el mismo movimiento hasta la cama. La arrojó boca abajo, haciendo que su torso quedara apoyado sobre el colchón y los pies tocando el piso. Ella sonreía con expresión divertida, mirando hacia mi escondite. Jorge le hizo abrir las piernas y se inclinó sobre ella, pasando la punta de su endurecida verga entre los humedecidos labios vaginales. Ella cerró los ojos, comenzando a suspirar y gemir, mientras le rogaba que la cogiera, que se la metiera de una buena vez y no la hiciera esperar.

Pero él estaba decidido a hacerse desear. Estuvo un buen rato jugando a entrar y salir, cuando de repente se abalanzó sobre el hermoso cuerpo de mi amiga y la penetró en un solo embate, hasta el fondo. Ella levantó la cabeza para gritar, pero Jorge la sostuvo con una mano entre sus rubios cabellos, ahogándole los gemidos contra las sábanas. Se quedó unos instantes quieto y luego comenzó a entrar y salir de ese dorado cuerpo, cada vez con más pasión y fuerza.

El espectáculo me estaba enloqueciendo totalmente. Tenía ganas de salir de mi escondite y ocupar el lugar de Helena, para que esa hermosa pija me taladrara sin compasión, pero cuando apoyé mis manos sobre las puertas, recordé que se trataba de mi mejor amiga y para colmo? de su propio esposo. Ella ahora jadeaba de manera entrecortada, mientras el peso de Jorge la aplastaba contra la cama y parecía castigar su ahora dilatadísima concha con esa durísima verga. De repente se salió de ella con un gruñido, comenzando a pegarle palmadas en las nalgas. Luego la volteó boca arriba, apoyó esas hermosas piernas enfundadas en nylon sobre sus poderosos hombros y volvió a enterrarse dentro de ella en un solo golpe. Helena giró su cabeza hacia mí, gritando a todo pulmón mientras era penetrada. Jorge le dio bastante duro durante un buen rato, mientras mi amiga aullaba con fuerza ante la violencia de sus embates. Finalmente él tensó su cuerpo, se echó hacia atrás y gritó salvajemente, mientras le llenaba la concha de leche caliente.

Ella por fin pudo relajarse un poco, miró hacia donde yo estaba, dándome a entender que había gozado muchísimo.
Jorge liberó suavemente las piernas de Helena y se reclinó sobre ella, besándola en los labios amorosamente. En ese momento algo se deslizó dentro del armario haciendo un ruido apagado, pero audible lo suficiente como para que Jorge lo notara. Giró su cabeza hacia mi lugar, se salió muy despacio de Helena y caminó extrañado hacia el armario. Antes de que pudiera esconderme entre las ropas sentí las puertas abrirse y una fuerte mano aferró mi muñeca y me llevó hacia afuera.
"Pero si es tu amiga del alma" dijo sonriendo y mirando de reojo a Helena, mientras se tomaba la enorme poronga con una mano y con la otra bajaba a meter un par de dedos en mi concha, que a esta altura estaba directamente en llamas.

"Parece que le gusta tocarse mientras observa, no es así Anita?" Dijo, sacando sus dedos mojados con mis flujos y llevándoselos a la boca. "Mejor voy a darte una buena lección, para que aprendas a no espiar?" gritó, mientras tironeaba de mi mano para llevarme hacia la cama. Me tiró boca arriba y abrió bien mis piernas, acercándose mientras deslizaba su poderosa verga dentro de un condón. Helena mientras tanto parecía no reaccionar, estaba horrorizada de ver que su marido nos había descubierto el juego y para peor, se preparaba para cogerme delante de ella. Intentó detenerlo rogándole que no me hiciera nada, pero él la hizo callar y la empujó a un lado. Yo estaba también algo mareada, mirando fijamente como hipnotizada esa cosa enorme que estaba lista para partirme al medio. "Vas a conocer una buena verga" me dijo.

Jorge puso mis tobillos sobre sus anchos hombros y comenzó a frotar su dura verga sobre mis humedecidos y dilatados labios mayores. Sonrió cuando notó que yo había tenido un orgasmo dentro del armario y mi concha comenzaba a mojar su aparato con mis jugos. "No me imaginaba que eras tan calentona, Anita, qué suerte tiene tu maridito de poder cogerse semejante hembra". Yo había quedado muda y con los ojos cerrados, para no seguir mirando esa cosa rígida y enorme frotándome la concha.

"Me gustaría metértela por atrás, siempre tuve la curiosidad de cómo sería estar adentro de semejante culo tan hermoso" dijo Jorge mientras hacía girar mi cuerpo, dejándome boca abajo. Quise protestar, diciéndole que su verga era demasiado grande y me iba a lastimar, pero él me aplastó con el peso de su cuerpo y me tomó por el cuello, hundiendo mi cabeza contra la cama. "Te va a gustar mucho, Ana, estoy seguro de que tu maridito jamás te la metió por atrás, debe estar virgen este culito todavía" me susurró al oído. "Al principio te va a doler un poco, pero después te va a gustar?"

Cerré los ojos y me preparé para lo peor: el esposo de mi mejor amiga me iba a romper el culo delante de ella con una pija durísima, sin que ninguna de nosotras pudiera decir nada. La idea me calentaba mucho, muchísimo?

"Jorge por favor, ya que vas a hacerlo, que sea despacio. Vas a desgarrarme con esa cosa tan grande" le supliqué mientras la calentura me iba superando. Por toda respuesta él se apoyó sobre mi espalda y me besó suavemente el cuello, sujetándome el pelo en una cola. Volví a cerrar los ojos, mientras sentía que esa poronga dura comenzaba a dilatar mi estrecha cola. De repente pude oír unos sonidos extraños y cuando abrí los ojos encontré a Jorge delante de mí, aunque el ardor en mi culo indicaba que me estaban sodomizando. La carcajada de Helena me volvió a la realidad, diciéndome alegremente "Qué susto nena, pensaste que iba a permitir a mi maridito que disfrutara de tu cuerpito?". Comencé a reírme también, mientras ella empujaba sus caderas hacia adelante y me metía esa poderosa verga negra de silicona hasta el fondo. Luego comenzó a bombear suavemente, mientras su apuesto esposo me acariciaba y besaba. Muy pronto el ardor se transformó en placer y empecé a gemir hasta que acabé con un aullido agudo, mientras ellos festejaban ruidosamente.

Quedé tendida boca abajo, sintiendo como Helena salía muy despacio de mi cuerpo y pasaba su lengua a lo largo de mi espalda. Giré y nos besamos con todas las ganas, mientras Jorge salía en silencio de la habitación. Nos entrelazamos en un sesenta y nueve infernal, hasta que nuevamente acabamos ambas en un orgasmo brutal.

Jorge ya estaba vestido en el salón cuando bajamos a su encuentro. Me acompañó hasta la puerta y me despidió pellizcándome la cola por debajo de mi falda, mientras me susurraba al oído "La próxima vez Helena no va a llegar a tiempo para salvarte y prometo que te voy a coger como nunca te cogieron en tu vida?"

Le guiñé un ojo, le devolví un dulce beso y le dije "espero que no me decepciones"?
12 Temmuz 2024, at 19:21
Alýntý
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